Observo
irreverencia y despiporre en la Red y en los medios de
(in)comunicación porque la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, parece
haber dado muestras de desconocimiento del inglés durante su
intevención en una rueda de prensa tenida en Buenos Aires, con
motivo de salir gallardamente en defensa de la candidatura de la
ciudad que gobierna para albergar ciertos juegos deportivos.
Pues
bien, tercio de mala gana en los cotilleos para protestar: no veo qué
gracia tiene que una española no hablé inglés. ¿Tendría que dar
risa el que una húngara no hablase lituano, o una vietnamita
portugués? Sencillamente, el inglés no es la lengua de la
alcaldesa. Hasta dónde yo sé, no existe ninguna ley que exija
hablar otra lengua que la materna para legislar en representación de
alguien.
Otra
cosa distinta sería que, para dedicarse a la política en foros
internacionales, se recomendase dominar más de un idioma.
Eso parece razonable, pero, para demostrar que no lo es, bastaría
con someter a un examen de poliglosia, o simplemente de bilingüismo,
a los políticos estadounidenses o británicos.
Así
que, convendría dejar de dar por supuesto que un ciudadano español,
incluso cargo público, tiene que hablar un inglés del que nadie se
descojone.
No, por el momento y mientras sigamos siendo ciudadanos de un país
independiente, el problema no está en que Ana Botella no sepa
hablar la lengua de Johnny Rotten (¡incluso aunque su partido insista en lo
contrario!): el problema es que no sabe hablar ni la lengua de ese
país suyo, al que pretende representar.
En
la mencionada conferencia de prensa un periodista angloparlante osa
preguntarle si resulta oportuno que un país sumido en una crisis de
deuda pública y con el 27 por ciento de su población activa en paro
se gaste los cuartos en organizar los susodichos juegos deportivos.
Ana Botella prescinde muy coqueta de los cascos de interpretación y
responde en román paladino. La transcripción de su respuesta es,
con toda la precisión posible, la que sigue:
-
Tenemos el 90% de las infraestructuras hechas, son unas
infraestructuras eh de gran calidad, tenemos eh instalaciones
deportivas de gran eeeh calidad y eso cremos que puede ser una
nueva forma de ser candidato una ciudad con el 80% de las
infraestructuras hechas.
¿Alguien
puede sacar de ese pastiche sonoro, de ese revoltijo alfanumérico no
ya algo conectado remotamente con la pregunta, sino algo conectado,
sin más, articulado, referido a una idea precisa? El
discurso público que expresa la regidora de la capital de España en
su lengua materna
está un paso más allá del galimatías y cerca ya del balbuceo.
¿Qué más da si ha entendido o no ha entendido el inglés?
No conviene ver la Botella
medio llena cuando simplemente está medio vacía.
De acuerdo con la reflexión, excepto por una cosa: una persona 'normal' que no sabe hablar un idioma, no debería jactarse de lo contrario, y mucho menos en esas 'elevadas' esferas. Si no lo habla, bien, no entra dentro de los deberes de su cargo, pero si no lo habla, ¡que no lo hable!. Ese y no otro es el motivo del descojone generalizado.
ResponderEliminarNo, si lo peor no era la pronunciación, sino el contenido. Parecía el discurso de Lolita Sevilla en Bienvenido Mr. Marshall, mucho más indicado para promocionar el turismo de la capital que optar a una candidatura de unos Juegos Olímpicos, cafetito, cena romántica, paseo cultural...en fin! Que el asesor se ganó el sueldo
ResponderEliminara titulo personal que haga lo que quiera pero como alcaldesa no puede hacer lo que quiera. esto es lo que algunos no entienden: no son "suyos" son "nuestros" la representacion que les hemos dado no les legitima para ser suyos, siguen siendo nuestros.
ResponderEliminarExcelente apreciación.
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