sábado, 4 de julio de 2009

Carta abierta

El púlpito se explaya hoy con un sermón titulado “Where are our votes?” (“¿Dónde están nuestros votos?”), y que se presenta literalmente como una “carta abierta en apoyo a los manifestantes en Irán”, con fecha del 19 de junio de 2009 (http://www.ireport.com/docs/DOC-277500#).
Todo el mundo conoce, o cree conocer lo que está sucediendo en Irán. Eso me ahorra tener que explicarlo. En último extremo, precisamente, este post puede hacer que algunos se pregunten si conocían o más bien creían conocer lo que está sucediendo en Irán.
La verdad es que debería detenerme un poco más en el contenido, pero al final me limitaré a hablar de los firmantes. Quienes han ofrecido su firma para avalar el documento son, si no he contado mal (y no sería nada improbable), 133. Los que yo he reconocido incluyen a los italianos Giorgio Agamben y “Antonio” Negri, el francés Etienne Balibar, el mismísimo Noam Chomsky, Ariel Dorfman, el autor de “La Doncella y la muete”, o Slavoj Zizek, el polemista de moda. Son, en resumen, los intelectuales de izquierda más respetados del mundo mundial.
Debe dar gusto poder firmar un inteligente texto de protesta, de denuncia y reivindicación de la libertad y la democracia, redactado en el elevado lenguaje de la dignidad y la solidaridad humana y, por una puta vez, a favor de corriente.
En cuanto a los que firman junto a las firmas más seráficas y celestiales del mundo, un desglose por países de las instituciones intelectuales a las que pertenecen estos intelectuales (fundamentalmente universidades o escuelas de altos estudios) permitiría al lector ingenuo hacerse cargo de la importancia relativa de las instituciones intelectuales y del nivel de los intelectuales de su país…
El resultado es (con su margen de error y ordenado al tuntún):
Eslovenia (2)
Francia (15)
EE UU (79)
Holanda (5)
Reino Unido (10)
Alemania (12)
Canadá (3)
Australia (3)
Polonia (13)
Georgia (1)
Suiza (1)
Italia (2)
India (1)
Algunas observaciones que haría hasta el más ciego serían las siguientes:
1) O es usted un intelectual que vive y trabaja en EE UU o es muy difícil que sea usted un intelectual de relumbrón. Sin embargo, no debe perder nunca la esperanza: ni siquiera hace falta haber nacido allí. Por supuesto no todos los intelectuales localizados en universidades de EE UU son de esta nacionalidad. Un buen número son extranjeros, entre ellos varios apellidos de origen árabe.
2) Esto tiene su importancia porque, aparte un firmante de la India, podría decirse que Oriente ha sido escrupulosamente borrado de este elenco. El mundo ha quedado muy recortado: 1 de 133… Es asombroso, diría uno, hasta qué punto los intelectuales occidentales sólo se comunican entre ellos, o cómo la opinión pública occidental puede prescindir, en calidad de predicadores, de los intectuales turcos, chinos o japoneses.
3) Llama la atención el cuidado con que se han evitado también firmantes de Israel, de donde sin duda acudirían en masa a firmar este manifiesto, aunque desde luego no existe la menor discriminación contra los judíos, puesto que varios firmantes lo son reconociblemente. O todo esto es un globo de algún gracioso, o el calculadísimo descarte de intelectuales israelíes pretende eliminar cualquier sospecha de partidismo o manipulación institucional: éste es entonces un manifiesto de puros sabios.
4) También se ve que, para invitar a firmar a tan selectos firmantes, se ha recurrido a eso que se llamaría los “amici et socii” del imperio, los países amigos y aliados: un primer círculo interior compuesto por los países de habla inglesa (Inglaterra, Australia, Canadá…) y, en conjunto, un selecto club occidentalísimo de 13 Estados. Algo así como el G-20 de la pureza político-intelectual. Me imagino que a las autoridades de ciertos países como Georgia les debe haber dado un orgasmo tener algún firmante seleccionado.
5) ¿España? Hágase usted cargo, querido lector, del peso de nuestra aportación intelectual al mundo. Ni dejándolo sólo en Occidente… Nasti de plasti. Menos mal que tampoco hay ningún portugués, si no, ¡qué vergüenza! El único apellido español, en realidad todo un nombre españolísimo, es el de María Jiménez, que trabaja en París.
6) ¿Y lo orgullosa que debe estar Francia? Francia, a gran distancia de la megapotencia intelectual, ¡es la segunda! Tiene más intelectuales de primera fila que Inglaterra, más que Alemania… Hace cuatro días era una nebulosa intelectual en descomposición y ahora mismo es la cabeza pensante de Europa: ¡vaya si se nota el “efecto Sarkozy”!
7) En cuanto a Polonia, esos sí que deben estar contentos: Polonia tiene más intelectuales de prestigio que Alemania, ¡por fin! 13-12: justito, pero han ganado. De hecho, Polonia es la gran revelación intelectual de Europa. Prácticamente toda Cracovia ha firmado el manifiesto…
Sería muy bonito escribir una versión de “El Puente de San Luis Rey” sobre aquellos conocidos míos que aparecen firmando entre esos 133 primeras espadas, los que, a mi entender, dan el nivelazo de verdad que tiene esta lista, o sea, los que hacen respetables a todos los demás firmantes, incluida toda Cracovia.
¿Os acordáis? La novela de Thornton Wilder investiga la vida de cinco personajes que mueren al mismo tiempo: coinciden pasando por el puente de San Luis Rey, un puente que los incas habían construido sobre la profunda hoz de un río, milenario e indestructible, justo en el momento en que el ingenio se hunde en el abismo.
Del mismo modo, habría qué explicar qué fuerza del destino ha unido allí a esos seis intelectuales ejemplares, santos del intelecto, dispuestos a cavar su fosa en el mismo sitio, justo cuando el puente indestructible y milenario se hunde. ¿Por qué inimaginables derroteros se ha transformado esta gente tan lista en eso que, con muy poco dignas palabras, se ha venido a llamar “tonto útil”?
¿Es que no basta mi muy superficial análisis para probar que la carta no es en absoluto “abierta” (de hecho, he visto pocas cosas más cerradas)? Siendo fiel traductora de la jerarquía del poder en “Occidente”, la carta es pura lucha de poderes. Es una pieza exquisita de una campaña cuidadosamente envasada (desde Nueva York, Londres y Tel Aviv) y que no pretende otra cosa que meter una cuña en la estructura de poder del Estado iraní aprovechando el fuego que previamente se ha azuzado.
“Azuzado” no es un término muy técnico para hablar de retórica política, pero es claro. Todo esto sucede a los pocos días de que Obama pronunciara un enigmático discurso de buena voluntad dirigido al pueblo iraní, en un tono sentimental y cursi, apelando a los “vínculos de nuestra común humanidad”, que fue subtitulado en farsi y recogido por todas las parabólicas de Teherán. Eso sucedía el día 3 de junio, con gran sentido de la oportunidad, nueve días antes de las elecciones. Al décimo, el pueblo se echaba a la calle…
El discurso a los iraníes se puede ver tranquilamente en YouTube. La prensa de toooodo el mundo informaba al día siguiente: “La imagen de Obama en Irán está cambiando y haciéndose popular”. Empezamos a ver para qué emplea Obama su carisma.