miércoles, 9 de noviembre de 2011

Democracia griega

Papandreu dio marcha atrás en su plan de convocar un referendum en Grecia. No se esperó a conocer el resultado; ni siquiera es el contenido de un hipotético referendum lo que se sabotea: aunque cualquier referendum hubiera podido ser manipulado con descaro, es simplemente el amago, el gesto de proponer algo a la gente lo que resulta intolerable.

Todo el mundo ha visto la presión: las bolsas se hundieron; los medios de comunicación serios hablaron de 'caos'; los alemanes y franceses paralizaron la transferencia de dinero - el mundo entero le apuntó a la cabeza a Papandreu.

No, no se puede consultar al pueblo. Ya no es el soberano.

Eso es Grecia, sí, Grecia: la patria de la democracia. ¿Alguien necesita algún otro signo de que el pacto democrático ha fenecido?

Con un cinismo capaz de sorpender incluso a quien ha teorizado sobre él, en lugar de ponerse inmediatamente a modificar las circunstancias que hacen posible que alguien tengan nada que corregir de la decisión política de los ciudadanos, todo lo que se hace es intentar, desesperadamente, acertar con la voluntad de los 'mercados'. Su voluntad es superior a la de los ciudadanos y debe guiar la de estos. Dicha superior voluntad, cual la de un moderno Yahve, es interpretada cada día por sus sacerdotes y sacerdotisas, a quienes podemos llamar 'las Siglas': FMI, OCDE, BM, UE, CEOE, PP y otro montón de espontáneos.

Por ese camino, y para salvar la mascarada, los 'mercados', por boca de las Siglas, acabarán directamente por señalar el candidato al que deben votar los ciudadanos en las elecciones. Los políticos actuarán, ya sin rebozo, como gestores puros y duros de los 'mercados'. A continuación, ante el antagonismo irresoluble cada vez más patente entre el sistema político (democracia) y el sistema económico (capitalismo), se obligará a los ciudadanos a elegir entre uno y otro. Al final se intentará, sin muchos rodeos, convencerles de que deben salvar el dinero sacrificando la libertad. Eso no resultará difícil de aceptar a quienes piensan que con Franco no estábamos tan mal.

Y al revés: en el pellejo de Grecia queda meridianamente claro que, para que un sistema político democrático pueda sobrevivir, no queda más remedio que liquidar el sistema económico actual. Para ello, precisamente, hay que conseguir un modelo económico en que el dinero no pueda comprar o estrangular, sino acatar la voluntad política de los ciudadanos.

Y bien, ¿qué hacer? ¿Qué puede usted hacer para empujar todo esto en la dirección correcta? Le propongo algunas medidas al alcance de cualquiera, para empezar, un poco a bote pronto:

1. Exija siempre pagar el IVA (mientras existe): denuncie a quien le proponga no cobrárselo. Duele pagarlo, de acuerdo, pero es una manera inicial de combatir el fraude fiscal. Ahora le están recortando a usted el sueldo porque en su día aceptó no pagar el IVA.

2. Denuncie sistemáticamente a 'su' banco: presente quejas y reclamaciones por todo (comisiones, para empezar, pero también vale un error en la dirección postal a la que le escriben). Considere 'su' banco aquél al que más denuncia: denuncie ante el Banco de España los incumplimientos y arbitrariedades de 'su' oficina bancaria. Si no obtiene respuesta, denuncie al Banco de España. No deje pasar ni una. Entierre a los bancos en papel.

3. En el colegio de sus hijos exija saber cuánto ganan los profesores y sus horarios laborales - si es concertado o privado, ya verá qué flojera le da.

4. Respete estrictamente su horario laboral: no acepte horas extras, ni siquiera remuneradas. Sólo eso: entre y salga exactamente a la hora que indica su contrato.

Ah, y no presuma usted de trabajar, por dios. Los 'mercados' ganan cada vez que usted dice "Esos malditos funcionarios no hacen más que tomar café". A los 'mercados' les gustan los esclavos felices de serlo, así que tome usted café, hombre (o mujer).

5. La llamada 'crisis' tiene cosas buenas. No poder gastar en tonterías es muy educativo. No espere que se la impongan los gobiernos títeres de los 'mercados': impóngase usted mismo la austeridad voluntaria. Si la 'crisis' no le mata de hambre, disfrute de vivir una vida sin lujos - todos los sabios la han recomendado. Combata el consumo. Si todavía puede, ahorre en un calcetín y dispóngase a liquidar el sistema.

6. Sabotee la publicidad: no compre nada que se le ofrezca por vía de la publicidad. Castigue a las empresas que gastan mucho en publicidad. No compre ningún producto o servicio que se publicite en inglés o con un nombre en inglés - verá qué difícil se le hace comprar y todo lo que ahorra.

7. No compre ningún producto de ninguna multinacional (verá qué difícil, también). Aplique la 'trazabilidad' a todas sus compras, no sólo a las de alimentos: compre siempre el producto manufacturado más cerca de su casa y sobre cuya manufactura tenga usted garantías (dentro de lo posible, vaya).

8. Exija a su Gobierno que la evasión fiscal y el fraude fiscal sean considerados crímenes muy graves. Exija para ellos, en los casos más ejemplares, cadena perpetua y el cumplimiento íntegro de las penas. Exija que no se negocie con los defraudadores. Asóciese a la Asociación de Víctimas del Fraude Fiscal. Exija a su Ayuntamiento que les dediquen una plaza.

9. Exija que el derroche de dinero público sea tipificado legalmente como delito: en este momento (¿lo sabía?) no existe la figura delictiva del derroche de dinero público por parte de los gestores de ese dinero.

10. Exija que se instituya por ley la obligación de que los cargos públicos (y, ya puestos, sus familiares directos) sólo puedan acceder a servicios públicos: salvo para suicidarse, un cargo electo sólo podrá recurrir a la sanidad pública, y sus hijos sólo podrán acudir a centros educativos públicos.

11. Exija topes salariales (como en la NBA): nadie, en ninguna profesión podrá ganar ilimitadamente. Ni siquiera Kobe Bryant. Difunda públicamente los datos fidedignos de los ricos de que disponga -o pasadme la información, por favor.

12. Exija a su Gobierno que el comercio justo internacional se imponga por ley: sólo se importarán productos de aquellos países que demuestren fehacientemente que mejoran las condiciones de vida de sus trabajadores.

13. No acepte la respuesta "No hay dinero". Sí, sí hay dinero. Exija a su Gobierno que investigue el monto de las ganancias privadas durante la 'bonanza' y el destino de ese monto. Exija que ese dinero se confisque y reinvierta de inmediato en beneficio colectivo.

14. Exija a su Gobierno que persiga el dinero donde se esconde. En primer lugar, que se imponga un 'corralito' a los paraísos fiscales: nadie podrá enviar o sacar dinero de ellos (salvo para entregarlo a los poderes públicos) sin incurrir en delito grave. Es un paso previo a la declaración de guerra...

15. Hable sin pelos en la lengua con sus vecinos y amigos: convénzales de lo que le proponemos (si es que usted está convencido, claro).

2 comentarios:

  1. Me encantan esas propuestas moderadas. Apliquemos la máxima de que dividendos especulativos no son ahorro, ni creación (salvo muy privada) de riqueza, ni virtud, ni mérito, ni prestigio, ni servicio público.

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  2. Susana Torres Prieto10 de noviembre de 2011, 2:53

    Convencida estoy, optimista, menos. Eso que propones sería el paraíso en la tierra, for us the meek who shall inherit it. Claro que al paso que vamos, lo único que nos van a quedar son pagarés...

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